Baba Siri Chand, hijo mayor de Guru Nanak y Mata Sulakhani, es considerado por algunos como el primer yogui de la tradición que nos legó Yogi Bhajan, el maestro que trajo las enseñanzas de kundalini yoga a occidente a finales de los años 60.
Baba Siri Chand dominó las técnicas yóguicas siendo aún un niño. Viajó extensamente por Tíbet, Bután y Afganistán con el objetivo de unir las diversas tribus yóguicas de la época bajo el mantra EK ONG KAR, que le fue dado desde pequeño por su padre, y que significa TODOS SOMOS UNO.
Fue reverenciado como místico y como maestro espiritual. Sus seguidores, llamados udasis, difundieron sus enseñanzas yóguicas de forma inclusiva, evitando el sectarismo.
Todo el mundo pensaba que sería el sucesor de su padre a la muerte de éste. Sin embargo, Guru Nanak nombró a Lehna, su sirviente, próximo guru, ya que se había destacado por su devoción, humildad, amor y servicio. En adelante sería llamado Guru Angad.
Al pasar el tiempo, Guru Angad nombró guru a un anciano, Guru Amar Das, que creó un próspero centro en Goindwal, donde el comercio, la cultura y la espiritualidad florecieron. Hasta allí llegó un buen día un joven huérfano llamado Jetha, que pronto se hizo querer por todos por su humildad, su servicio a la comunidad y su alegre disposición.
Un día, la esposa de Guru Amar Das, Mansa Devi, le dijo a su marido que ya era hora de buscar un esposo para su hija, Bibi Bani. Guru Amar Das preguntó a Mansa Devi en quién estaba pensando, y ella contestó que le gustaría tener por yerno a un joven tan bondadoso como Jetha. Este dijo que no había otro tan bueno como él, y que por lo tanto, el chico era el candidato ideal. Tras la boda, Guru Amar Das y Jetha se sintieron cada vez más unidos, por lo que aquél nombró guru al segundo, que pasó a ser conocido como Guru Ram Das.
Las principales cualidades de Guru Ram Das, el cuarto guru de la tradición sikh, eran la devoción y la humildad. Gentes de todas partes venían a conocerle atraídos por su bondad. Guru Ram Das salía por la tarde vestido como un mendigo a recibir a sus visitantes, a los que lavaba los pies cansados del peregrinaje. Cuando al día siguiente los peregrinos lo veían sentado en su trono de guru, no daban crédito de que una persona tan importante les hubiera recibido de forma tan amorosa la noche antes.
Un día, Baba Siri Chand decidió bajar de las montañas para encontrarse con Guru Ram Das, el sucesor de su padre, del que tantas historias preciosas había escuchado. Así que se acercó a Goindwal. También Guru Ram Das había oído hablar del prodigioso yogui hijo de Guru Nanak y de cómo éste quería conocerle, así que se puso en camino. Cuando se encontraron, Baba Siri Chand reconoció en Guru Ram Das las cualidades que había visto antes en su padre, y supo que era él el hombre al que buscaba. Entonces le preguntó por qué llevaba esa barba tan larga. Guru Ram Das se inclinó delante de él y le dijo: «Es para limpiar los pies de un gran santo como tú». En ese momento, Baba Siri Chand entendió por qué su padre no le había nombrado guru a él. Baba Siri Chand tenía extensos conocimientos y poderes yóguicos, pero le faltaban la humildad, bondad, capacidad de servicio y devoción de un guru.
Al encontrarse con Guru Ram Das, supo por primera vez qué era la humildad. Se arrodilló ante él y le declaró superior, diciendo: «Eres más grande de lo que las palabras pueden expresar. Todo el que te mire, será liberado». Al inclinarse ante Guru Ram Das, todos los yoguis se inclinaron con él.
De este precioso encuentro surgió el kundalini yoga, un río que se nutre de los afluentes de la devoción, la bondad, el servicio y las enseñanzas yóguicas.
Baba Siri Chand, por su parte, continuó su vida como yogui hasta morir a los 150 años, conservando siempre una apariencia joven gracias a sus cualidades yóguicas y manteniendo una relación amorosa y estrecha con los gurus sikhs.
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