Los santos y los sabios le han enseñado a la humanidad que cualquier elemento que se encuentre en la constitución del Universo Infinito, se encontrará también en el cuerpo humano. El Universo es el Cosmos entero y nosotros somos un micro cosmos del Cosmos total. Si tomamos una pequeña muestra del agua de mar y la examinamos de cerca, vamos a encontrar que el análisis químico de este es idéntico a una pequeña muestra del gran océano. De similar manera la constitución de nuestros cuerpos está idénticamente formada a la constitución del Universo. Desde este punto podemos afirmar que hay un creador que ha creado la creación, y que toda cosa manifestada ha tenido su origen en la Fuente Única de todo. Los elementos y los gunas se expresan por sí mismos. Nuestra personalidad depende de cuál de los cinco elementos predomina en nuestra naturaleza. Si una persona tiene tattva akasha, el elemento éter predominante, entonces va a ser el más feliz y despreocupado ser en el planeta tierra. Con todo, las operaciones del akasha tattva no son perceptibles con nuestros órganos sensibles. Este elemento domina el sonido. Los gunas o fuerzas sattvas y rajas, se manifiestan en el tattva vayu, el elemento aire.

Este vayu es la fuerza vital o prana del cuerpo. Produce células y las preciadas semillas. Además mantiene todos los órganos corporales activos y sanos y hace circular la sangre y los otros fluidos a través del cuerpo. Vayu no es tan sutil como lo es el éter (akasha). A pesar de que no podemos ver vayu, sentimos su paso. Este elemento domina la visión. La influencia del guna sattvico está presente en los dos primeros tattvas. Sin embargo, es la fuerza de raja la que se expresa en el tattva agni, es decir, la luz o energía del fuego. La luz dentro del cuerpo se expresa a través del don de la clarividencia. El tattva agni es la fundamental energía del cuerpo, dirige el alimento, produce sangre y otros fluidos, y sostiene el cuerpo. Es responsable de la nutrición y del crecimiento del cuerpo. Domina la Intuición. La cuarta esencia es el agua –apas tattva, una manifestación de la fuerza de rallas y tamas. La operación de este elemento en el cuerpo es la capacidad de saborear. Así como el éter domina el sonido y el aire domina la visión. Asimismo las secreciones glandulares, la sangre y el semen tienen su origen en este elemento del agua. Pritvi tattva, el elemento básico de la tierra, es una expresión de la fuerza de tamas.

Fundamentalmente opera a través del sentido del olfato. Toda parte sólida del cuerpo -huesos, piel, carne, dientes y médula- se origina en la tierra. Estos cinco elementos mantienen el buen estado de nuestro cuerpo físico. En el gran universo vemos igualmente el juego y la intervención de las tres mayores fuerzas (vayu, agni y apas). Cuando vemos relámpagos y truenos en el cielo, ésta es la interrelación de las tres mayores fuerzas, sin esta interrelación, la vida no sería posible. La función de un tattva particular compromete el sistema corporal entero. Hay centros de operación principales y secundarios: El centro de operación maestro es el AKASHA TATTVA (éter) y está en la garganta, entre la clavícula y la nuca. Esta región del cuerpo es la llamada vyama-granthi, que comprende las siguientes glándulas principales: tiroides, paratiroides, salivares y las amígdalas. Las secreciones esenciales de estas glándulas ayudan a moldear nuestra mente y la mantienen nutrida. En Vyama-granthi, el guna sattvico es el que predomina. Por esta razón una persona cuya supremacía de vyama-granthi es marcada, posee una mente a tono con la Conciencia Suprema. El vyama-granthi de las mujeres es notablemente más fuerte que el de los hombres. Por esto en una mujer podemos encontrar cualidades entrañables como el afecto, el amor, el desprendimiento y la constancia. El centro de operación principal del segundo tattva, vayu (aire) está en la región del pecho, que es también el asiento de vayu-granthi. que incluye cinco órganos principales y glándulas: pulmones, corazón, timo, células productoras de glándulas y sus complementos. El aire es el principal elemento protector del cuerpo. Todo aquel que tenga vayu-granthi saludable y fuerte, adquiere auto control, un temperamento equilibrioado, pensamiento puro y se convierte en un diligente y trabajador no egoísta. El agni-granthi, o el centro del fuego se manifiesta a través del bazo, del hígado, el páncreas, y las glándulas adrenales. Así como el calor hace posible la vida en la tierra, el calor de agni-tattva sostiene la vida en cuerpo. El día en que este fuego interno se va, significa la muerte del individuo así como seguramente el mundo sucumbiría ante la ausencia del sol. Las personas con una supremacía de esta agni-tattva son muy vigorosas, llenas de perseverancia y se constituyen en trabajadores incansables. Ellos tienen una gran capacidad de liderazgo y de dirección de la conducta, además de elocuencia. Los riñones, las glándulas sexuales y el sistema linfático son manifestaciones físicas del agua o apas tattva. A estos los agrupamos bajo el término varuna-granthi. La gente en que predomina varuna-granthi es muy afable. En su contacto con los demás son muy dulces y agradables y tienen un trato encantador. El fundamento de la estructura física del cuerpo (carne y huesos) es el prithvi-tattva, esencia de la tierra. La gente en la que predomina prithvi-tattva tiene usualmente un cuerpo pesado, con exceso de sangre, carne y grasa. Son flojos, pero al mismo tiempo pacientes y se mantienen al margen de todo conflicto y toda fuente de ansiedad.

El misterio de la creación y el misterio de nuestros cuerpos pueden ser explicados acudiendo a los tattvas. La trinidad de aire, fuego y agua, son los componentes primarios de la materia. Todo el sistema perecería si es que esta trinidad fuera sacada de su equilibrio; y la misma trinidad de elementos en el cuerpo, mantiene el aliento y la temperatura, entre otros. Ellos construyen el cuerpo y lo nutren, ayudándose con sangre, secreciones y otros fluidos producidos en el cuerpo. Si se sacan de su equilibrio, definitivamente caemos presa de una enfermedad. Desde la creación de los tattvas-trascendencia. Para un hombre espiritual, el sadhak, no es sólo tener un cuerpo saludable. Él toma conciencia de que su cuerpo es un vehículo, que luego dejará atrás cuando haya cumplido su destino. De similar manera debemos trascender los centros de nuestros cuerpos sobre los cuales estos elementos o tattvas gobiernan, así se relacionará exitosamente nuestra esencia con la Esencia del Universo. Un sadhak no puede permitirse que la conciencia se quede enraizada en la tierra, el agua o el fuego. Por esto, solo cuando él eleva su conciencia, es que entonces puede estar a tono con el Amor Divino (el centro del corazón) y la intuición Universal (el centro de la garganta). Incluso más allá de esto, el verdadero yogui debe elevarse a sí mismo. Debe fundirse totalmente con el infinito. Algunos yoguis obtienen tattva-Siddhi por medio de la meditación en el centro particular de la conciencia. Por ejemplo, meditando en el éter (con su respectiva luz y su sonido por cuarenta días) le llevará a un nivel en que el éter le servirá. Pero lo servirá como un esclavo que se rebelará cuando se libere del amo. Así es que cuando un yogui de estos que depende de la forma y de lo finito muere, él no puede relacionarse con el Infinito: no puede trascender.

Se convierte en un espíritu apegado al plano terrenal por un buen ciclo de encarnaciones. Es sólo obteniendo la maestría de un mantra o del Shabd Guru, la corriente del sonido sagrado, que nos movemos de lo tosco o denso a lo sutil, y de lo sutil a lo Infinito. Porque: Mantram siddhim siddhim parsmeshram; con la perfección del mantram, Dios te servirá perfectamente. No es suficiente relacionar nuestros elementos físicos con aquellos cósmicos. Esta identificación puede ser un primer peldaño. Pero después de esto tenemos que aprender una técnica de cómo realizarlo, a partir de lo cual nos sintonicemos mental y espiritualmente con la Suprema Conciencia. Este resulta ser el derecho innato de cada persona, una obligación sagrada y el anhelo de pertenecer a aquella Suprema Conciencia. A través de Kundalini Yoga, el Yoga de la Conciencia, el Yoga de la Era de Acuario, podremos trascender nuestra finitud y fundirnos con el Infinito. En el nombre del Cosmos que prevalece a través de todo cuerpo (y de todos) y del Nam Sagrado que sostiene al mundo.