Cuando la mente vence al miedo y el corazón
se mantiene en alto
Cuando el mundo no está dividido en fragmentos
por estrechos muros domésticos
Cuando las palabras salen de lo hondo de la verdad
Cuando los brazos se tienden incansables
hacia la perfección;
Cuando el claro hontanar de la razón no se ha perdido
en el desolado desierto de los hábitos muertos,
Cuando eres tú quien conduce la mente
hacia un pensamiento y una acción cada vez más vastos,
Al paraíso de la libertad
Padre, haz que mi país despierte.

Rabindranath Tagore

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Madre Divina, Tú me dices siempre en silencio:
«Has permanecido mucho tiempo encerrado en el capullo de las creencias erróneas. ¡Sal de ahí antes que llegue el colector de la seda, la Muerte!
Corta las ligaduras del hábito de amar la comodidad, que te tienen preso en una cárcel de seda.
«Niégate a seguir siendo un gusano del error, envuelto en pensamientos de flaqueza. Sal del capullo del engaño, y con anhelos espirituales transfórmate a ti mismo en una deslumbrante mariposa de la eternidad.
«Con polvos de soles y de estrellas engalana tus alas omnipresentes de auto-realización, y planea en los cielos infinitos atrayendo a todos lo que aman la belleza, hacia el Más Bello».

Paramahansa Yogananda

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Si verbalizaras tu realidad del momento, ¿cuántas veces al día tendrías que decirte: «No quiero estar donde estoy»? ¿Cómo te sientes cuando no quieres estar donde estás: en tu puesto de trabajo,  en una sala de espera con gente que te acompaña? Sin duda es cierto que lo mejor que se puede hacer en ciertos lugares es salir de ellos, y a veces eso es lo más apropiado. No obstante, en muchos casos, no tienes la opción de irte. En esas situaciones, el «no quiero estar aquí», además de inútil, es disfuncional. Te hace infeliz y hace infelices a los demás.
Ha sido dicho: dondequiera que llegues, allí estás. En otras palabras: estás aquí. Siempre.
¿Realmente necesitas etiquetar mentalmente cada percepción sensorial y cada experiencia? ¿Necesitas tener esa relación reactiva de gusto o de disgusto ante la vida, que te lleva a estar continuamente en conflicto con personas y situaciones? ¿O se trata únicamente de un hábito mental profundamente arraigado que puedes romper? Sin hacer nada en particular; simplemente, dejando que este momento sea como es.

Eckhart Tolle

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Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano o de una flauta, o al breve descanso entre la inhalación y la exhalación. Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de «algo» se convierte simplemente en conciencia. Surge de dentro de tí la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificación con la forma.

Eckhart Tolle